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Momentos antes de iniciar la clase. |
En esta nueva sesión descubrimos
no solo el poder de la expresión corporal como arte en sí, sino también como
parte importante de la relajación, movimiento y expresión o comunicación de los seres humanos.
Así las palabras se hacen insuficientes cuando los gestos son los apropiados y
sinceros para cada situación de la vida. Además, el hecho de que restrinjamos
nuestro cuerpo a la vista, la audición y el gusto nos pone en manifiesto que no
ocupamos todos nuestros sentidos, y que el tacto como parte importante del
sentir entre personas -como seres sociales que somos- sea tan ignorado por
nosotros mismos.
Con el fin de lograr los
objetivos ya mencionados, la clase se inició con movimientos simples tales como
caminar, de a poco se fue comprometiendo aún más la cercanía y la empatía con
el otro mediante variados gestos que iban desde tocar (o sentir) las manos del
otro gracias al uso de nuestras manos energizadas, hasta llegar a los rostros que
representan nuestro todo porque muchas veces limitábamos la extensión de
nuestro cuerpo a solo eso.
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Concentración para conocer la extensión de nuestro cuerpo (1) |
A medida que la clase iba
progresando, visualizamos que nuestro cuerpo entero puede demostrar y comunicar,
pero muchas veces no nos dábamos cuenta porque solo lo ocupamos para ser el
vehículo de nuestros sueños y metas con el fin de hacerlas realidad. Y quizás haya
sido egoísta de nuestra parte el no escuchar a nuestro cuerpo, el mismo
desconocimiento de no saber hasta dónde es capaz de llegar, moverse, relajarse,
pero por sobre todo, hasta donde es capaz de expresar sentimientos y emociones.
Luego, en grupos tuvimos que
unir las manos, cerrar los ojos, contemplar el silencio, y en vez de conocer a
una persona por el habla debíamos conocer su mano por el tacto, así habríamos
una nueva dimensión donde veíamos con las manos para sentir las suavidades,
rugosidades, delicadezas y la energía misma que se traspasaba en la mano del
otro ser. Pues, como seres dotados de energía
pocas veces la sentimos, hoy en día estamos tan desconectados uno del otro que
las caricias, los abrazos o un saludo amable son cada vez menor entre los pares,
y el desinterés ha matado mucha de nuestras formas de expresar y comunicar
mediante los gestos emanados de nuestro cuerpo.
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Concentración para conocer la extensión de nuestro cuerpo (2) |
Por último, seguir el ritmo de
la música producía en nosotros tales sensaciones de querer moverse que
resultaba de aquello un ambiente realmente sensacional, no existía la vergüenza.
Además y producto del movimiento dimensionamos que las extensiones de nuestro
cuerpo no están limitadas y que la puedes extender con un pedazo de género por
ejemplo, tela con la cual puedes interactuar y moverla para precisamente
expresar. El resultado fue que la música más un pedazo de genero eran la
combinación perfecta para cualquier terapia de relajación.
En definitiva, la expresión corporal
nos desconecta con el mundo y nos centra en las extensiones de nuestro ser para
descubrirlas y entender que no hay forma más bella de comunicar que mediante nuestro
propio cuerpo.