miércoles, 22 de abril de 2015

Hay un toque que toma toda la vida alcanzar.

Lo primero que sentí al ver visto el documental fue haber dimensionado la música en su aspecto más puro, sanador y terapéutico al ser capaz de activar más partes del cerebro que cualquier otro estímulo. Así los ancianos con alzheimer volverían a reencontrarse con sus recuerdos del pasado impregnados a ciertas canciones que fueron hits en su época, permitiéndoles olvidar lo doloroso que era sentir que lo que tenían para ofrecer no era necesitado, y que pese a que estas personas mantuvieran intacta sus enormes capacidades para amar y demostrar afecto fuesen abandonas de igual forma por su familia.

Así me cuestionaba como habíamos llegado a este punto si estamos hechos para envejecer y encerrar ese toque es como despojarnos a nosotros mismos una parte de ser humanos. No dejemos que nadie sea marginado por padecer de alzheimer porque nadie está libre de padecerlo en su vida de adulto o adulto mayor, porque hay vida detrás de la adultez, porque existe solo un toque que toma toda la vida alcanzar, porque en ese toque se halla la sabiduría que tardaste toda una vida en lograr.

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